“¿Qué es más importante en la formación, la técnica o la táctica?”, por Gabo Loaiza
Una vez oí a Sito Alonso decir que su objetivo principal como entrenador era enseñar a que el jugador pensase. Esa utilización inteligente de los recursos técnicos de los que disponemos es la base de la táctica individual. Sin embargo, siempre ha habido puristas que han defendido que el principio básico del juego es un aprendizaje técnico aislado del juego real y que, tras la adquisición de esos patrones técnicos, podremos aproximarnos al juego real.
Tanto las teorías aisladas como las constructivistas tienen sus pros y sus contras, pero en muchas ocasiones hay que pararse a pensar en el porqué de la práctica deportiva de un niño/a. El deporte nace del juego aunque, obviamente, va más allá. Entonces, si nace del juego, habrá que proponer situaciones lúdicas que ayuden a resolver los problemas del juego mediante la utilización de la técnica.
El niño juega porque le gusta, porque le ayuda a sentirse bien y también porque le gusta competir. Escuché hace poco una entrevista a Paco Redondo (segundo entrenador del Real Madrid) donde hablaba de que competir también es ganar pero que no todo vale para hacerlo. Es por esto, que Paco redondo defiende una postura intermedia donde se trabaja por un lado el desarrollo técnico y por otro la táctica pues, para éste, la mejora del jugador va ligada a la mejora de su técnica.
Tal vez, la aplicación de ejercicios puramente técnicos o sin implicación cognitiva del niño, pueden ser muy aburridos para éstos provocando el consiguiente abandono prematuro del deporte o el cambio por otro deporte. El niño como aprende es jugando, y para jugar hay que poner la técnica al servicio de la táctica y no al revés. El periodo formativo es un periodo complicado, pues se añaden multitud de factores externos a la práctica deportiva y se produce un aprendizaje significativo no solo en el ámbito motriz. La técnica es un modelo, un molde ideal de movimiento, la óptima aplicación de la fuerza; sin embargo, basar un aprendizaje en modelos sin valorar que cada uno puede tener su patrón particular de movimiento, puede ser a la larga un error. Pues esos modelos, se basan en aprendizajes y compartimentos estancos, donde la idoneidad de aplicación del movimiento no se da en el juego real, en el cual debemos hacer frente a una incertidumbre, a unos adversarios a unos compañeros, a un medio, etc.
Por ello, creo que la técnica es muy valiosa pero que hay que ponerla al servicio de la táctica. El niño, no juega contra conos sino defensores. El baloncesto es una cadena constante de toma de decisiones, por tanto se hace indispensable que la aplicación de la técnica se haga en un contexto más o menos real de juego pues de ese modo, el niño ve el qué, el porqué, el cuándo y el cómo utilizar un determinado recurso.
No nos olvidemos de que el aprendizaje y desarrollo motor tiene unas etapas o periodos sensibles para la adquisición de los patrones perceptivo-motores y que ese bagaje motor es fundamental para construir una pirámide con una base sólida.
Gabriel “Gabo” Loaiza Pérez
Estudiante de 3º de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y Entrenador de baloncesto