“La pretemporada única”, por Xavi García
“La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor.” Anatole France.
Había una vez un club donde los jugadores eran los protagonistas en la pretemporada. Entrenaban mezclados de edades y categorías. Los entrenadores disfrutaban viendo como el cadete le ganaba un 1×1 al senior, como un chaval podía “enseñar” un movimiento a un mayor. Chicos y chicas también entrenaban juntos. Incluso creaban sus propios ejercicios por parejas o grupos de 3.
Los entrenadores diseñaban trabajos de esas semanas con tres objetivos principales en pretemporada:
- Que todos se conociesen el máximo posible como personas y como jugadores. Para ello trabajaban en pista y fuera de pista. Construían vínculos de calidad, afrontaban tareas de cooperación y competición….
- Recoger el máximo de información de cada jugador a fin de poder individualizar la manera de ayudarle a crecer. Para ello, obserbavan, tenían charlas informales, conversaciones grupales, etc…
- Con todo eso, diseñar una manera de jugar para aproevchar todos los talentos, y poder dar rol, espacio y presencia a todos los jugadores.
Todo ello era posible porque desde el club quedaba muy claro que el jugador, en primer lugar es de sí mismo, luego del club, después del equipo, y no es del entrenador. El entrenador es un facilitador y un desarrollador, no el protagonista.
Ese club era un espacio de felicidad. Todo el mundo recibía lo que venía a buscar. Crecimiento, diversión, reto, aprendizaje, pertenencia y amor. Los jugadores salían preparados para dar su mejor versión. Los entrenadores cada día eran mejores porque aprendían constantemente unos de otros, y de los jugadores.
Los padres valoraban el trabajo y los entrenadores estaban pagados como corresponde a esa gran vocación, responsabilidad y papel en la sociedad.
El foco era trabajar para los que están, no fichar a los que no están.
Y tantas otras cosas pasaban en ese club….
Esta utopía estaba en la mente de algunos. Otros pocos se lo planteaban de verdad. Pero a final, solo era una utopía. Y la gran mayoría se reían de ella, como suele pasar con las utopías. Menos mal que unos pocos se ponían en marcha
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.” Eduardo Galeano.
Entrenador Superior de Baloncesto
Especialista en Coaching Deportivo
Colaborador de Entrenandobasket