“El entrenador y la importancia del liderazgo silencioso”, por Gabo Loaiza
Hace un tiempo, escuché eso de que los entrenadores son líderes, y que los grandes líderes deben hablar poco. Este concepto creo que es fundamental para asumir cuál es el papel del entrenador.
A los entrenadores, nos gustaría poder estar jugando del modo en el que lo hacen nuestros jugadores y es por esto, que nos encantaría poder controlar muchas de las decisiones que en la pista se desarrollan. Sin embargo, nuestro rol es secundario. Nuestro rol es de ser “compañeros” de viaje de los auténticos protagonistas los jugadores. Es obvio, que hay distintos líderes en un vestuario. Está el jugador que cuando habla todos escuchan, el capitán, etc. Pero el entrenador también ha ser visto por los jugadores como un líder. La asunción de ese liderazgo por parte de los jugadores rara vez es impuesta, creo que hay entrenadores que nunca llegan a ser considerados como un líder por sus jugadores y esto normalmente desencadena en malos resultados.
El liderazgo es parte esencial de un colectivo, es un determinante en la efectividad que pueda llegar a alcanzar un equipo. Los entrenadores debemos ser líderes por auténtica vocación, por tanto, no debemos querer subordinados o súbditos, sino seguidores que crean en nosotros.
Como dije anteriormente, considero que un entrenador es un acompañante del camino de los jugadores, que les ayudará a construirse como baloncestistas y personas. Es por esto, que el entrenador-líder, debe conocer cuáles son las metas del grupo para así, otorgarles las herramientas necesarias para que las alcancen.
Hay distintas clases de líderes, que paso a resumir a continuación:
* Autoritarios: un único líder en el grupo quien no justifica ninguna de las decisiones que toma y gestiona, existiendo una comunicación únicamente unidireccional.
* Democrático: toma las decisiones tras someterlas a discusión y consenso.
* Dejar hacer: el entrenador deja a un lado el papel de líder y se limita a aportar los medios, ya que en este tipo de liderazgo los jugadores son quienes tienen todo el control en sus manos.
Sinceramente, creo que un entrenador debe ser democrático ya que va a provocar un incremento del rendimiento y satisfacción en los jugadores favoreciendo aspectos tan relevantes para el baloncesto como la cohesión grupal.
Siguiendo con la figura del líder secundario, el entrenador no sólo debe impulsar proyectos deportivos y conseguir el máximo potencial de sus jugadores, sino que debe llegar a generar “autolíderes” entre ellos, de manera que éstos por sí solos sean capaces de saber cómo motivarse o qué puede serles conveniente o no. Clint Eastwood en la película Gran Torino, decía que lo difícil no es obedecer lo que te dicen, sino saber qué dirección tomar cuando nadie te obliga a hacer las cosas. Una frase que define el concepto de autoliderazgo que debemos inculcar a los jugadores.
Hace cuatro años que empecé a entrenar, supongo que con tanta o más ilusión que todos los que amamos profundamente este deporte. Es tanto el amor que siento por el baloncesto, que considero un requisito indispensable, que todos los entrenadores asumamos una serie de principios innegociables a la hora de ejercer nuestra labor:
* Exigencia con uno mismo y confianza en nuestras posibilidades. No tengamos miedo a equivocarnos
* Inquietud: el baloncesto cambia, no podemos reducir nuestro aprendizaje a compartimentos totalmente estancos. La labor del entrenador va más allá que ejercer de tal 3 veces en semana + 1 partido o de los cursos, el baloncesto debe compartirse: en clínics, congresos, charlas con otros entrenadores, literatura, otras culturas, etc.
* Respeto: respeto a otros entrenadores, a otros jugadores, a los aficionados al baloncesto, A NOSOTROS MISMOS.
* Involucración: Cruyff decía que siempre había entrenadores y enseñadores. Creo que debemos avanzar en la dirección del entrenador-enseñador y para ello, nosotros debemos ser auténticos referentes educativos-culturales para los jugadores.
* Sorpresa: la grandeza del deporte es buscar la sorpresa independientemente de lo que la cordura o los objetivos nos digan.
Yo fui un jugador fracasado. Me di cuenta lo efímera que es la práctica deportiva, cuando al finalizar mi etapa de junior decidí colgar las zapatillas de jugador y sumergirme en el maravilloso mundo del entrenamiento en baloncesto. Es por esto que desde ese momento comencé a considerar necesario PREPARARME y ESTUDIAR para seguir estando vinculado al baloncesto.
Creo que si somos prudentes, no debemos valorar a los entrenadores únicamente por sus resultados deportivos. Esto, puede hacer que los que empezamos creamos que lo único valioso es la victoria y que cualquier cosa vale con tal de aspirar a ella. Los entrenadores debemos dejar a un lado la arrogancia que muchas veces nace del éxito y la persecución indiscriminada del crecimiento que muchas veces deriva en querer saltarnos pasos a la hora de establecer un aprendizaje significativo con los jóvenes jugadores.
Un líder es aquel que hace ver a los demás la necesidad de superar el yo por el nosotros. Para ello, un entrenador debe pasar de disponer de un grupo de jugadores a CONSTRUIR un EQUIPO, para ello se deberá:
* Conseguir un alto grado de compromiso
* Comunicar de forma constante los objetivos
* Confiar para recibir confianza
* Cuantificar y concretar los objetivos
En definitiva, creo fervientemente y así trato de aplicarlo como entrenador, que el baloncesto y el deporte en general debe aunar dos conceptos: la razón y la emoción. El deporte, no puede concebirse sin la emoción, pero los sentimientos sin conocimientos profundos de nuestro deporte son inservibles.
Muchas personas siempre me han dicho que soy demasiado monomaniaco y que me pierdo muchas cosas por la persecución de unos imposibles. Pero como dice Galeano, perseguir la utopía por más que se aleje es lo que nos hace caminar. Esto es lo que trato de transmitir con mi forma de entender el baloncesto, que los principios y convicciones son innegociables y que no sustituirlos por conveniencias podría hacer del deporte un elemento instrumental BÁSICO para construir una sociedad más justa y más culta.
Gabo Loaiza Pérez
Estudiante de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Entrenador del Club Baloncesto San Fernando (Cádiz)