Hay expresiones y palabras que hacen daño. Hay comentarios restan más que suman. Sustituirlos puede mejorar la comunicación y el entendimiento.

La forma de comunicarnos condiciona el trato que tenemos con otras personas, no solo por el contenido, sino por las formas, el momento que elegimos o la expresión de nuestras caras.

Hay expresiones asesinas. Son aquellas formas de expresarnos a través del autoritarismo, dogmatismo, agresividad, comentarios humillantes y descalificativos, así como los reproches. Son el conjunto de todas las expresiones que nos hacen sentir mal, nos humillan y nos bajan la autoestima. Descalifican a la persona con la que hablamos. Ni suman, ni enseñan, ni motivan y tampoco generan aprendizaje en quien las recibe.

Cuando nos expresamos de esta manera, bloqueamos la comunicación. La otra parte se siente atacada y trata de defenderse e impedimos que la atención esté en el contenido. Ejemplos de estas expresiones son:

• Las amenazas: producen miedo, sumisión y sentimiento de hostilidad.
• Las órdenes autoritarias: sólo demuestran autoridad.
• Las críticas mal formuladas, en las que se ataca a la persona sin especificar qué debe modificar de su comportamiento.
• Los nombres denigrantes, los insultos, que etiquetan al otro.
• Los “deberías” o “tendrías que”. Son expresiones dogmáticas, que generalizan, obligan, someten sin dejar que la otra parte tenga una opinión alternativa.
• Los elogios manipulativos con el fin de engatusar a alguien para que haga lo que tú deseas.
• Consejos no requeridos cuando la otra persona solamente desea que la escuchen.
• La sinceridad no controlada. No necesariamente necesitamos decir todo lo que se nos cruza por la mente. Hay que hacerse varias preguntas: ¿por qué quiero decir esto? ¿Tendrá una finalidad, la persona cambiará? ¿El otro desea oírlo? ¿Gano más que pierdo? ¿Me sentiré bien dentro de un rato cuando me haya desahogado? ¿O me sentiré peor por no tener autocontrol?

Todos sabemos que son dañinas, que no conducen a nada, pero la falta de formación en habilidades sociales y emocionales, así como los hábitos a la hora de hablar y discutir, nos llevan a repetir patrones de comunicación que no conducen a nada. Copiamos modelos que observamos, nos dejamos llevar por lo que sentimos y los arranques emociones, y no introducimos filtros para controlar el temperamento.

Pedimos a los niños que no griten, pero los adultos sí les gritan a ellos. Pedimos a los demás que se controlen y nosotros no lo hacemos. No se trata solo de lo que no hay que hacer, no gritar, sino de cómo se expresa el enfado o la frustración de forma correcta.

El entrenamiento en habilidades sociales y en técnicas de autocontrol es fundamental para poder expresar lo que deseamos sin hacer daño. No se ha demostrado que expresar enfado en un tono de voz conversacional, sin descalificar, sin elevar el volumen, haga que pierda efecto el mensaje. Hablamos alto, rápido, pausadamente o con agresividad según nos sentimos. A través del contenido y del modo expresamos cómo nos sentimos. Nos saltamos el sistema reflexivo porque la emoción de ese momento, el enfado, la frustración, los celos o la envidia nos hacen sentir mal, sufrimos y creemos que la manera de mostrar al otro nuestro estado emocional es a través del lenguaje y las formas dañinas. Y es una gran equivocación. Lo único que conseguimos con esta agresividad es que el otro trate de defenderse, de elevar el volumen más alto que el otro y de que la discusión se desvíe a otros derroteros.

La regla para trabajar el autocontrol es esperar a estar en frío. No hay nada como mantener el control cuando la situación está caliente. Unas dosis de autocontrol es necesaria para la buena convivencia.

Puedes seguir estos diez consejos:

1. Plantéate si lo que vas a decir aporta algo o solo es una forma de liberar tu tensión.
2. Pregunta a la persona si es buen momento para hablar. No es posible comunicarse con alguien que en ese momento no está receptivo.
3. Trabaja el autocontrol valorando las consecuencias de gritar, humillar, reprochar o discutir en caliente. Es preferible que aplaces la conversación. Su el mensaje es escrito, vuelve a leerlo y trata de eliminar todo lo que sea ofensivo, humillante y no te lleve a nada. El cinismo, la humillación, el menos precio o lo que haga daño.
4. Sugiere, no ordenes. Sustituye los “tienes que” por “sería mejor ¿a ti qué te parece?”
5. No es “te lo dije”, es “¿y en qué te puedo ayudar ahora?”
6. Tira a tu basura interior palabras como jamás, nunca, siempre.
7. No empieces las frases por “eres un…” sustitúyelas por “me molesta…”.
8. Baja el altavoz y el tono amenazante. La persona así te escucha mejor.
9. Busca argumentos y razones, en lugar de agresividad y humillaciones.
10. Recuerda que la persona que tienes enfrente es una PERSONA, con emociones y sentimientos.

Lo que dices fruto de la reflexión y templanza, siempre tendrá más credibilidad que lo digas a voces. Cuida la comunicación.

Patricia Ramírez

Experta en Psicología Deportiva

Colaboradora de Genera Equipo

Sin duda, todos recordamos aquella famosa rueda de prensa en la que Luis Aragonés, siendo el entrenador del Atlético de Madrid, nos dejó la célebre frase que da título a este artículo. Muchos entrenadores de equipos de formación sacaron la frase de contexto, obviando que las pronunciaba un entrenador de un equipo de élite, y la tomaron literalmente.

Traigo este artículo a colación de un tuit que puse hace unos días que decía: Si en el baloncesto formativo ganar un partido es más importante que la progresión de tus jugador@s, sin duda estás entrenando en la categoría equivocada.

Esta reflexión ha tenido muchos adeptos pero, como no podía ser de otro modo, también ha tenido detractores y es por lo que decidido aclarar aquí lo que, para mí, es GANAR, que por supuesto no será lo mismo para todos.

Desde luego cuando participamos en una competición lo hacemos para ganar. La meta siempre es ganar, empero no deberíamos poner el foco ahí sino en qué vía elegimos para conseguirlo. El meollo de la cuestión es el proceso, no la meta, eso es lo que debemos cuestionar, si somos entrenadores formativos o simplemente resultadistas.

Podemos elegir un camino donde la prioridad es la enseñanza de los fundamentos de acorde a la categoría que entrenamos, centrándonos en la progresión de los jugadores tanto individual como colectivamente o bien saltarnos pasos y centrarnos sólo en cuestiones tácticas colectivas. El primer camino es sin duda más lento, pero se centra en la mejora de la técnica individual y el conocimiento del juego por parte de los jugadores, esto es, se centra en ellos. El segundo caso pone la diana exclusivamente en el trabajo táctico buscando únicamente ganar por encima de la progresión del jugador, para mayor gloria del entrenador resultadista, esto es, se busca el resultado INMEDIATO.

Lo que realmente debemos cuestionar no es que haya entrenadores cuyo objetivo sea ganar, al fin y al cabo todos lo queremos, sino qué forma eligen para tal fin.

Podemos ver muchas veces a muy buenos equipos con jugadores anquilosados y espesos en un partido, simplemente porque están más pendientes de lo táctico, guiados como no podía ser de otro modo por su entrenador, que de expresar y demostrar sus conocimientos del juego.

Claro que, llegados a este punto, deberemos discernir qué es ganar porque se puede dar el caso, de hecho se da, de que un equipo gane en el marcador simplemente por su mayor físico sin mostrar ni un solo detalle técnico, mientras que el equipo que ha perdido en el resultado, sus jugadores, muestran detalles de técnica individual de mucho más nivel y uno se acaba preguntando quién ha ganado realmente.

Para mí ganar es ver a una de mis jugadoras infantiles intentar, me basta con que lo intente, realizar un gesto técnico que no sabía y que hemos estado machacando en los entrenos, no digamos ya cuando le sale ese gesto técnico. Una simple entrada con un apoyo que no sabía,

pasarse el balón entre las piernas en el partido haciendo buen uso de la táctica individual, dar un pase a una mano sobre bote, hacer una puerta atrás en su momento, superar miedos, dar todo lo que tiene dentro etc. eso para mí es GANAR, porque entiendo que has podido perder de 20 puntos ante un rival superior a ti, pero si tus jugadoras han sido capaces de realizar ante un equipo superior detalles técnicos con algún tipo de complejidad para su nivel, si lo han dado todo, eso, insisto, es para mí GANAR, si alguna vez vencemos en el marcador pues…miel sobre hojuelas.

No todos los equipos pueden aspirar a ser primeros en una competición, pero entiendo que todos sí pueden aspirar a superar un objetivo, y conseguir esa meta es GANAR.

La victoria, el triunfo, no está para nada reñida con la formación. Es una parte más y tiene una importancia relativa, siempre que se utilice bien, dentro del proceso formativo. Sin embargo buscar ganar por encima del proceso de aprendizaje en el baloncesto de base, saltándose pasos o centrándose sólo en exprimir las condiciones físico-técnicas de uno o dos jugadores, es realmente lamentable y empobrecedor.

“En general encuentro que a los entrenadores nos gusta mucho la táctica. La táctica sin técnica individual no sirve para nada. Tenéis que aprender a disfrutar de los detalles de técnica individual de los partidos” (Aíto García Reneses).

Ángel Fernández Tripiana “Tripi”

Entrenador Superior de Baloncesto

@TripiCoach

El número 26 de Entrenandobasket ya está disponible con ocho nuevos artículos del máximo interés para todos sus suscriptores. 

En primer lugar, podemos encontrar al actual preparador físico del Real Betis Energía Plus, Cuco Rodríguez, escribiendo un completo artículo sobre cómo trabajar el salto, dentro de la sección, “La Preparación física”. Por su parte, un entrenador de los más experimentados de nuestro país como Gustavo Aranzana, nos describe su punto de vista sobre cómo realizar una defensa de 2×1 a jugadores interiores, con las posteriores rotaciones, dentro de la sección “La Defensa”.

En la sección de “La Figura del Entrenador Asistente”, el actual entrenador asistente del Divina Joventut, Lluís Riera, se estrena como colaborador en nuestra revista con un interesante artículo sobre la aportación del entrenador ayudante en el plan de partido. En cuanto a la “Técnica Individual”, todo un clásico como Jesús Lázaro, nos cuenta con detalle su experiencia vivida en su viaje a Estados Unidos, haciendo hincapié en la forma que tienen diversas franquicias de trabajar allí la técnica individual.

En el apartado de “Psicología”, uno de los mayores expertos en nuestro país como Xavi García, ha elegido el tema del corporativismo, mientras que el actual entrenador asistente de San Pablo Inmobiliaria Burgos, de LEB Oro, Francisco Javier Hernández, se ocupa de la “Táctica Ofensiva” elaborando varios ejemplos de sistemas de ataque con un stack,

El que fuera director de cantera de Cajasol, Pablo Camacho, abarca el tema de la “teoría escalonada de Roth”, dentro de la sección, “El calentamiento”. Por su parte, “La planificación” es cosa del actual técnico de Soles de Huajapan (México), David Rodríguez, mostrando su forma de enfocar los entrenamientos de postemporada.

Para terminar, la entrevista correspondiente de este número es a uno de los entrenadores españoles más “internacionales”, Richi González, que actualmente se encuentra trabajando en Noruega y que nos cuenta con todo tipo de detalle su larga trayectoria, haciendo especial mención a la más “sonada”, la de Corea del Norte.

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